Un cuñado de un amigo, que era delegado sindical en la diputación, al enterarse de la entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados, el pobre, se pasó toda la tarde y toda la noche, en el campo, perdido. No estaba localizado. También las “pasó canutas”. Anecdóticamente se supo que las centrales sindicales, días después, tuvieron que hacer multitud de copias de carnets del sindicato porque se les habían perdido a los afiliados. Eso era lo que aducían, lógicamente los propietarios de los carnets los destruían así como cualquier otro papel que pudiera comprometerlos.
Hace un par de meses, en una reunión familiar, salió la conversación del intento del golpe de estado, y fue cuando me enteré cuando mi padre me comentó que esa noche estuvo mi madre todo el tiempo llorando y rezando en el sillón por su hijo. Ya se estaba imaginando que su hijo fuera al frente y no sabía que su hijo estaba cómodamente acostado y soñando en su cama. ¡Lo que son las madres¡