“ Aquel 23-F, yo tenía 23 años. Aquel día como de costumbre estaba trabajando ( tienda de menaje y electrodomésticos), era la más joven de mis compañeros, todos ellos pertenecían a partidos de izquierdas y a sindicatos, al fin y al cabo yo era la única que no sabía qué era lo que estaba pasando.
Llegaron amigos de mis compañeros que también pertenecían a ideales de izquierda, para contar lo que estaba pasando y entre ellos mismos se ponían de “ locos, que habían perdido la cabeza”, nada más de pensar lo que el golpe de estado podía llegar a provocar.
Se llevó todo el día la radio puesta, pero yo no entendía aún nada. Yo observaba la gente asustada, consternada, de aquí para allá.
A medida que pasaba el tiempo llegó en padre de mi jefe, que por aquel entonces tendría 50 años, y le pregunte, ¿me puede usted explicar qué pasa? El señor dijo: que vosotros no tengáis que vivir lo que yo he vivido, mi padre 8 años en la cárcel por defender unos ideales y mi familia pasando calamidades.
Cuando llegue a mi casa después de trabajar me encontré a mi madre muy nerviosa que estaba tirando todos los panfletos y carteles de congresos de izquierdas, ya que mi hermano era afiliado a partidos de izquierdas.
Pero como joven que era, no era consciente de lo que pasaba, y esa noche me fui a ver unas actuaciones carnavaleras al teatro de mi pueblo.”.
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