Si os digo la verdad, lo viví con bastante normalidad. Si es cierto que en aquellos días noté cierta crispación en la gente, pero con 15 años no me enteré de mucho. Sólo sabía que estaba sucediendo algo grave, más bien muy grave. Mi madre fue a recogerme al colegio porque creía que algo me podía suceder. A mi manera, intuía el miedo en la cara de mis padres, pero fueron tan valientes y fuertes que consiguieron que mis hermanos y yo viviésemos aquel suceso con cierta tranquilidad.
En la calle, la gente comentaba algunos días después ya con más calma el asunto y ahí fue cuando empecé a ser verdaderamente consciente de todo lo que había sucedido. Todo el mundo vivía pegado a la radio y a la televisión, y yo, como es normal sentía mucha curiosidad. En aquellos días, empecé a indagar por mi mismo, y al término de un tiempo ya sabía perfectamente por lo que estaba pasando este país.
Gracias al Rey D. Juan Carlos I de Borbón, todo aquello no llegó a más y quien tuvo que pagar las consecuencias, las pagó. Su Majestad tuvo un gran valor al enfrentarse a aquella mafia que intentó el golpe de Estado. Fué capaz de resolver y parar aquel embrollo tan complicado con el diálogo y el tesón que le caracteriza. Recuerdo noticias, disparos en la tele, gente aterrorizada corriendo por el centro de Madrid; y todo aquello me causaba gran inseguridad. Después de algunas semanas, recuerdo que la calma volvió. Se comenzaba a tratar el tema más superficialmente y como algo ya pasado.
Si debo ser sincero, siento que aquello ocurriese. Cosas así no deberían pasar nunca, pero descerebrados hay en todos los lugares. Recuerdo de la televisión los disparos en el Congreso de los Diputados. Recuerdo también con gran nitidez aquel famoso "¡se sienten, coño!".
En conclusión, creo que debemos agradecerle mucho a su Majestad D. Juan Carlos I, y por consiguiente, a la Justicia Española, que por una vez en la vida parece que funcionó.
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