Yo no había nacido en 1981, aún faltaban diez años para mi nacimiento. He recurrido a mi madre que en esas fechas tenía once años.
Ese veintitrés de febrero mi madre hacía su vida como cualquier otro día. Había ido al colegio. Entonces había clase por la mañana y por la tarde. Había salido del cole a las cinco. Merendó y salió a la calle a jugar con su amiga Guadalupe. Esa niña no vivía cerca de mis abuelos pero de vez en cuando se venía un rato con mi madre.
Al poco de estar jugando, mi madre recuerda que salió mi abuela a buscarlas y las obligó a entrar en la casa. Estaba muy asustada y les contó que los militares habían salido a la calle y que intentaban dar un golpe de estado. Conocía de primera mano los horrores de la guerra civil y del franquismo y sufría ante la situación que se estaba dando.
Enseguida llegó el padre de Lupe que también se había enterado. Igualmente estaba asustado y temía por lo que podía pasar. En circunstancias normales la amiga de mi madre regresaba sola a su casa pero mi abuela no habría permitido que se fuera sin la compañía de un mayor a su casa. Lo mismo pensaron sus padres que no tardaron nada en venir a recogerla.
Mi abuelo se vino del trabajo. Cerró su negocio y se fue para casa. No se despegaba de la radio, escuchaba con atención la cadena SER.
Mi madre recuerda que se modificó la programación de la tele. Como era una situación especial, esa noche se les permitió acostarse más tarde. No se le olvida que echaron por la tele una peli de piratas. Se le quedó grabada en su mente una cancioncilla que decía: “ron, ron, ron, la botella de ron”. Cosas de los niños. El país se jugaba su democracia y en el recuerdo de mi madre se queda instalada esa canción.
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